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miércoles, 5 de mayo de 2010

Adiós a los callos con cosmetología natural


El callo es una hipertrofia de la capa córnea de la piel, con un núcleo central duro. La presión dolorosa que ejerce se debe a la inflamación de las capas subcutáneas.

Los callos son una defensa de la piel contra la presión continua de los zapatos. Los callos, por tanto, se evitan fácilmente utilizando un calzado cómodo.

Ungüento de consuelda
En una sartén se calientan 250 g de manteca de cerdo pura. A continuación se agregan de cuatro a seis raíces de consuelda frescas, lavadas y finalmente troceadas. Se deja espumar todo una vez, se remueve bien y se retira la sartén del fuego. Se tapa la sartén y se deja enfriar durante toda la noche.

Al día siguiente se vuelve a calentar ligeramente, se pasa su contenido por un paño limpio y se exprime lo que queda. El ungüento resultante se guarda en recipientes herméticos y limpios.

Ortiga menor
La ortiga menor elimina de múltiples maneras los molestos callos.
Se puede utilizar como infusión. Se escalda una cucharadita colmada de ortiga menor por taza, se deja reposar medio minuto y se cuela. Se recomienda beber a sorbos hasta cuatro tazas de este preparado al día.
Baño de pies de ortiga menor En primer lugar se lavan las flores y los tallos frescos de ortiga menor y a continuación se exprimen húmedos en una licuadora. El jugo fresco resultante se aplica sin diluir varias veces al día sobre el callo.

Amargo sueco menor
En primer lugar se empapa una torunda de algodón en amargo sueco menor y luego se aplica sobre el callo varias veces al día. Se recomienda colocar la torunda de algodón sobre el callo durante toda la noche. Para que el amargo sueco menor actúe eficazmente se sujeta la torunda con un calcetín. Cuando se trata un callo con amargo sueco menor, es importante que la zona dolorosa se mantenga siempre húmeda.

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