Existen algunos factores naturales que pueden mejorar el aspecto del seno para que éstos sean bellos, firmes y saluables como los siguientes:
Controlar el peso
Los cambios bruscos de peso son uno de los peores enemigos de esta zona. Si adelgazas rápidamente el tejido adiposo que rodea las glándulas mamarias se encoge provocando flacidez y pueden aparecer estrías al desgarrarse los tejidos fibrosos.
Cuando engordas el pecho acumula grasa que produce un doble efecto: por un lado resta espacio a los ligamentos que unen las mamas con el pectoral y, por otro, los senos pesan más y caen. El pecho adiposo también genera más molestias (dolor o inflamación durante el síndrome premenstrual), que se reducen al perder peso, ya que se estabilizan los niveles hormonales. Si te sobran kilos, huye de las dietas rápidas y procura perder volumen poco a poco.
Comer los alimentos adecuados
Una alimentación sana mejora el metabolismo, la circulación sanguínea y la actividad hormonal, que tanto influye en el buen funcionamiento de las glándulas mamarias. En particular procura comer:
Zanahorias, espinacas, acelgas, tomates, plátanos y naranjas. Aportan vitamina A, beneficiosa para mantener la elasticidad y la capacidad de regeneración de la dermis. Si añades de vez en cuando un plátano a tu desayuno ayudarás a que la piel del escote (que junto con los pectorales es el sostén natural del pecho) no se seque.
Pescado azul y aceites ricos en grasas omega 3 y omega 6 como el de oliva, maíz, soja o germen de trigo, ya que ayudan a retener la humedad de la piel y evitan que se deshidrate.
Cereales integrales, germen de trigo, soja, frutos secos y brócoli. Al ser fuente de vitamina B estimulan el equilibrio hormonal mejorando las mamas con tendencia a quistes.
Los pimientos rojos. Una unidad te aporta la dosis diaria de vitamina C que necesitas. Su efecto antioxidante reduce el riesgo de cáncer.
Cebada, aceitunas y palmitos. Son muy ricos en silicio, que es un mineral que refuerza los músculos y favorece la elasticidad de la piel.
Tomar agua
El agua hidrata la piel desde dentro y ayuda a que presente un aspecto más fresco y flexible. Además, también contribuye a eliminar toxinas.
La mejor opción. Los médicos recomiendan beber al menos 2 litros de agua mineral natural por su composición equilibrada de minerales y oligoelementos y por su pureza. Otra forma de ingerir líquidos es mediante infusiones y zumos naturales.
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