Para quien tiene la piel normal y seca, y especialmente después de los 35 años, no es aconsejable el uso del jabón para lavarse la cara. Su fuerte alcalinidad, de hecho, le quita a la piel la capa acida, dejándola seca y escamosa.
Si, de todos modos, les gustan usar jabón, es necesario seleccionar uno que lleve indicado su pH y controlar que este pH sea lo más similar al de la piel. Si alguna vez se usa un jabón alcalino, aclarar la cara con agua y vinagre de sidra (o bien vinagre «de los 4 ladrones») para devolver a la piel su capa ácida.
La avena es muy efectiva como sustituto del jabón; ayuda a eliminar las células muertas y a limpiar a fondo los poros. Se usará en forma de harina, mezclando 4 cucharadas de esta con 4 de leche. Se calienta la leche, se echa la harina y se cocina un poco hasta formar una pasta. Se aplica a rostro y cuello y se enjuaga con agua tibia.
Además de la avena, existen algunas plantas que se pueden usar como sustitutos del jabón, como por ejemplo: la saponaria (o jabonera) y la chumbera. A continuación algunas recetas de cosmetologia natural para elaborar jabones.
Jabón líquido de saponaria: En una olla, poner a hervir durante 5 minutos 5 cucharadas de saponaria con 3 cucharadas de lavanda y 2 de romero. Dejar el cocimiento en maceración hasta que se enfríe, colar y verter el líquido en una botella. Usarlo para lavarse el cuerpo y el pelo.
Jabón natural de chumbera: Es una costumbre proveniente de los indios americanos. Consiste en abrir por el medio una pala de higo chumbo, después de haberle quitado los pinchos, y frotar bien cuerpo y pelo con la parte interna de la hoja.
Desprende una especie de espuma de suave efecto detergente y confiere a la piel una sensación muy agradable. Estas palas son, de hecho, ricas en mucílago.
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